Este es el blog de Daniela y Mata
jueves, 27 de marzo de 2014
Qué es la huella ecológica?
La huella ecológica es un indicador del impacto ambiental generado por la demanda humana que se hace de los recursos existentes en los ecosistemas del planeta relacionándola con la capacidad ecológica de la Tierra de regenerar sus recursos. Representa el área de tierra o agua ecológicamente productivos (cultivos, pastos, bosques o ecosistemas acuáticos) e idealmente también el volumen de aire, necesarios para generar recursos y además para asimilar los residuos producidos por cada población determinada de acuerdo a su modo de vida, de forma indefinida. La medida puede realizarse a diferentes escalas: individuo (la huella ecológica de una persona), poblaciones (la huella ecológica de una ciudad, de una región, de un país,...), comunidades (la huella ecológica de las sociedades agrícolas, de las sociedades industrializadas, etc). El objetivo fundamental de calcular las huellas ecológicas consiste en evaluar el impacto sobre el planeta de un determinado modo o forma de vida y, compararlo con la biocapacidad del planeta. Consecuentemente es un indicador clave para la sostenibilidad.
Qué es la ecología?
La ecología es la ciencia que estudia a los seres vivos, su ambiente, la distribución, abundancia y cómo esas propiedades son afectadas por la interacción entre los organismos y su ambiente: «la biología de los ecosistemas» (Margalef, 1998, p. 2). En el ambiente se incluyen las propiedades físicas que pueden ser descritas como la suma de factores abióticos locales, como el clima y la geología, y los demás organismos que comparten ese hábitat (factores bióticos).
Recipientes duraderos para actividades cotidianas
Si llevas líquidos habitualmente a clase, al trabajo, a tu entrenamiento deportivo o sales de excursión de vez en cuando cómprate un recipiente duradero en vez de utilizar envases desechables (como botellas de agua de plástico). La variedad para escoger es enorme: cantimploras, caramañolas, termos metálicos, botellas de plástico rígido, entre otras.
Intenta utilizar una servilleta de papel menos al día
Se ha calculado que durante un año una persona puede consumir unas 2.200 servilletas de papel, lo cual son aproximadamente seis cada día. Si todo el mundo redujera aunque sólo fuera una pequeña parte su consumo de servilletas de este tipo, el ahorro global sería enorme.
Si vives en una casa con patio, utiliza aves de corral para acabar con los bichos del jardin y la casa.
Las aves de corral permiten controlan plagas y de paso fertilizan el suelo. Aves como los pavo reales o simples gallinas son capaces de acabar con una plaga de insectos, como cucarachas u hormigas, en cuestion de dias, sin contaminar utilizando pesticidas.
Descarga el software que compres
Evita los paquetes físicos con manuales y discos compactos. Hoy en día casi todo el software comercial está disponible en versión «descargable» y con manuales en línea o PDF, por no hablar del software gratuito y el libre, otras alternativas. Además de ocupar menos espacio es más ecológico al no requerir papel ni discos compactos para su distribución. Y si se te borra o te cambias de ordenador, lo puedes descargar de nuevo.
Considera otras opciones de transporte
Dos horas semanales de taxi cuestan menos que un coche propio. Una consultora ha calculado que si no haces más de 10.000 Km. anuales con un coche propio, seguramente estás tirando el dinero, así que usar taxis puede resultar más rentable y más beneficioso para el medio ambiente al haber menos vehículos en circulación.
Ahorra agua en la ducha diaria
Sigue este orden para ducharte: 1. Enjabónate el cuerpo. 2. Enjabonarte la cabeza. 3 Aclara la cabeza. 4. Aclara el cuerpo. Cierra el grifo mientras te enjabones y sigue este orden: de esta forma ahorrarás bastante agua, porque mientras te aclaras el pelo, parte del cuerpo tambien se aclara y luego cuesta menos terminar el proceso, además de que se necesita menos tiempo.
Usar estufas, calefactores, calentadores, cocinas y cualquier aparato destinado a producir calor que funcionen con gas en vez de electricidad
La mayor parte de la electridad procede de centrales térmicas, las cuales rara vez superan el 40 por ciento de rendimiento, con lo que se aprovecha menos de la mitad del «combustible» para producir calor en nuestra casa. Al usar gas, en cambio, se aprovecha casi el cien por cien de la energía.
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